Estado de situación global y nacional

Incidencias sobre el poder nacional

Asimismo no se da el consenso necesario para lograr una alianza regional debido a la prevalencia de intereses particulares de cada Estado por sobre los comunes, la heterogeneidad y alternancia ideológica de los sucesivos gobiernos, las dificultades económicas de algunos Estados y la influencia disruptiva de algunos Estados ajenos a la región. Así los ejemplos del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, instalado en las jurisdicciones argentinas del Atlántico Sudoccidental, de Francia en la Guyana Francesa y de Estados Unidos de América y la República Popular China mediante sus importantes intereses económicos y de seguridad en la región. A modo de ejemplo, no se da un claro y sostenido apoyo a la Argentina en la disputa de soberanía que sostiene con la Corona Británica y su Reino Unido.

A nivel nacional se dan cuatro décadas de estabilidad democrática que no han sido suficientes para lograr el esperado desarrollo argentino en proporción a la vasta y diversa disponibilidad de recursos naturales. Recae entonces en el pueblo argentino y en la incidencia de distintos factores externos las causas de la pérdida de poder nacional, la falta de apropiado desarrollo y de seguridad nacional. Desde el siglo pasado Argentina ha dado claras muestras de tener una actitud estratégica defensiva, aunque el modo elegido fuera la inacción y la desfinanciación del Sistema de Defensa, terminando en la desprotección.

El Sistema de Seguridad Nacional se encuentra subdividido en Seguridad Interior y Defensa Nacional y en el corriente siglo los sucesivos gobiernos desatendieron gravemente al Sistema de Defensa Nacional, a pesar de que Argentina sufre desde 1833 el cercenamiento de su jurisdicción nacional en las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur por la agresión militar del Reino Unido, con la ocupación ilegal de población británica y la continua usurpación de recursos naturales en los 2.600.000 km2 insulares y marítimos.

Función del Sistema de Defensa Nacional

La progresiva consolidación de la ocupación británica sobre dichas islas genera una mayor afectación a la integridad territorial por otros 4.600.000 km2 antárticos pretendidos por Argentina cuando en cualquier momento cambien las reglas de juego del Tratado Antártico a instancias de las prescripciones de su Art. XII.
Frente a esta situación, Argentina carece de una planificada estrategia nacional que promueva políticas de Estado para desarrollar la cohesión nacional en su pueblo y sus actividades de importancia estratégica, con proyección en el tiempo, más allá de los sucesivos y cambiantes períodos de gobierno. En cuanto a la Defensa Nacional, en las últimas décadas Argentina declama una actitud defensiva, autónoma y cooperativa, que no es sostenida con suficientes recursos para cumplir su misión principal contra agresiones externas, aún con capacidades mínimas.

Existe una deformación profesional en parte de la dirigencia política argentina respecto de las funciones del Sistema de Defensa Nacional y de su Instrumento Militar: demasiados perciben que las fuerzas armadas “sólo existen para hacer la guerra”. Pues no es así, sino lo contrario. No solo existen para prevenirla, sino también para evitar perjuicios a los intereses nacionales, disminuir riesgos y aprovechar oportunidades. Esta distorsionada creencia que, según el caso, en cuatro décadas generó una ingenua, irresponsable o deliberada postura actitudinal, concibió “de facto” una política de Estado que, por desfinanciamiento y otras modalidades políticas, alcanzó la desarticulación del Sistema de Defensa Nacional al que pertenece todo el pueblo argentino (Art. 9 Ley de Defensa Nacional – LDN), y la grave pérdida de capacidades de su Instrumento Militar para la principal protección de los intereses vitales y estratégicos argentinos. Tal es el caso de la ya comentada carencia de integridad territorial y su severo riesgo de consolidación, como la pérdida de soberanía, independencia y autodeterminación.

Afectaciones a nuestros intereses nacionales

La Defensa Nacional argentina se sustenta en los mandatos de la Constitución Nacional para el pueblo argentino (Art. 21), el Congreso de la Nación y el Presidente de la Nación; y en las Leyes de Defensa Nacional (LDN), de Reestructuración de las Fuerzas Armadas, de Seguridad Interior, de Inteligencia y de Ministerios, entre otras. Los presidentes democráticos de las últimas cuatro décadas, tanto como el Congreso de la Nación, han esquivado de forma evidente sus responsabilidades políticas respecto de la Defensa Nacional y la conducción cercana y efectiva de su Instrumento Militar, dando lugar a la grave situación de desprotección actual. Las afectaciones actuales a los intereses vitales y estratégicos que sufre la República Argentina son:
– Cercenamiento del uso efectivo de 2.600.000 km2 de jurisdicciones insulares y marítimas. – Atentados contra la vida y los bienes del pueblo argentino por parte de grupos armados ilegales con apoyo extranjero (asunto mapuches, terrorismo internacional). – Usurpación de recursos naturales en jurisdicciones de responsabilidad argentina (pesca ilegal en jurisdicciones bajo control propio, milla 201, espacio usurpado y Antártida). – Alto riesgo económico/financiero (“riesgo país”) por incapacidad actual del Sistema de Defensa Nacional (es parte del componente político del riesgo país). – Afectaciones provocadas por amenazas no estatales fuera de control como el crimen organizado en todas sus formas. – Escasa autoestima y resiliencia del pueblo argentino en el país y el exterior por falta de seguridad interior y Defensa Nacional, fracasos económicos, deterioro general de las capacidades de la administración pública, y muy especialmente, por el deterioro educativo. (pérdida progresiva de capacidad intelectual y éxodo de argentinos profesionales).

Los riesgos

Frente a esas afectaciones y amenazas, los riesgos con variada probabilidad y/o impacto sobre dichos intereses vitales y estratégicos son: – Alta vulnerabilidad de las fronteras terrestres y marítimas. – Progresiva consolidación de la soberanía británica en las jurisdicciones argentinas invadidas y ocupadas ilegalmente. – Probable pérdida de la soberanía antártica argentina en manos británicas y chilenas frente al cambio de las reglas de juego del Tratado Antártico. – Probable disputa con otros Estados por límites terrestres y marítimos aún no definidos (hielos continentales, límite de la plataforma continental, otros límites marítimos y Antártida). – Explotación ilegal de recursos naturales en jurisdicciones nacionales (pesca, agua dulce, oro, litio, otros minerales, etc.) terrestres y marítimas. – Efectos multiplicadores de conflicto generados por el cambio climático y el calentamiento global (incremento del nivel del mar, desertificación, inundaciones, fenómenos meteorológicos extremos, enfermedades y afectaciones demográficas). – Migraciones masivas, invasión y ocupación de espacios vacíos (Patagonia 2 Hab/km2, Antártida 0 Hab/km2). – Probables afectaciones deliberadas a la infraestructura crítica argentina (infiltración, sabotaje o ataque sobre centrales nucleares, represas, usinas, redes, cables submarinos, internet, etc.). Un caso particular de alto riesgo es la Central Nuclear Atucha. – Afectaciones deliberadas a la economía nacional. – Desorden social en distintos sectores incentivado por influencias externas e internas (afectación a la vida, libertad y bienes de los argentinos). – Posibles afectaciones a la vida, la salud o el bienestar en lugares altamente poblados (CABA 14.000 Hab/km2; conurbano bonaerense 4000 Hab/km2). – Imposiciones políticas externas perjudiciales para los intereses argentinos (pérdida de soberanía, independencia y autodeterminación por falta de poder nacional en todas sus formas e incapacidad de decir “no”).

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